Guernica, una obra maestra para la tertulia

Las bocas abiertas, desdentadas, las personas muertas que aparecen, la mano desgajada del brazo que empuña una espada, una luz cenital que, puesta del revés, nos recuerda a un ojo, el pincho de la boca del caballo, el cuerpo imposible del toro o la persona que ardiendo en el interior de la casa no puede echar a correr y huir como las otras, la melena que cuelga del cuerpo de una mujer, la guerra de Ucrania, el interior de una casa, el color oscuro y el resplandor que traspasa una puerta, una flor que brota… Lenguaje directo el de nuestros chicos y chicas que, sin florituras, como el del niño del cuento El traje del emperador, es fiel únicamente a lo que se muestra delante de los ojos a una mente sin prejuicios. En esos términos hablaron del Guernica, la obra de Picasso que comentaron hace pocos días, nuestros alumnos y alumnas de tercero de Primaria y que, anteriormente también había compartido el alumnado de Infantil puesto que las grandes obras siempre han de estar cerca de la escuela ya que ofrecen enseñanzas de gran valor, sin que importe la edad que se tenga.

La presencia de personas adultas, como las dos mamás que aparecen en el imagen, es una gran suerte para toda la clase. El colegio no es solamente de los niños y niñas. También es el suyo. Gracias por venir.

Ese es el sentido cuando se tienen ocho años y nos iniciamos en la observación lenta y calmosa. Más adelante vendrán las metáforas y las escaladas de sentido pero lo harán sin urgencia. En auxilio de esas percepciones o, mejor dicho, para darles más vida vendrá la lengua, la lengua bien manejada, plagada de adjetivos y adverbios, de verbos que afinen tanto o más que una pincelada certera. 

Al abordar los misterios del arte algunos filósofos como Kant ponen el acento en la interacción entre entendimiento e imaginación, es decir, en la estrecha relación existente entre lo que comprendemos y lo que imaginamos; en suma, en el diálogo que reconoce la ciencia, el que se entabla entre lo que aprendemos -al abrir los ojos o los oídos- y lo que ya sabíamos.

Antes de la tertulia dedicamos una sesión para contextualizar la obra y provocar la curiosidad del grupo.

La LOMLOE, cuando nos dice que las niñas y los niños han de mejorar su competencia para hacerse conscientes de la cultura y puedan expresarse a través de las nueve artes, pone de manifiesto la necesidad de conocer el patrimonio, hacerlo suyo y darle sentido. Nadie crea de la nada, todo es un continuo rehacerse a partir de lo conocido. Quien no ha mirado cuidadosamente, como quien no ha leído, no puede convertirse en artista, no puede escribir. El talento artístico no existe sin auparse a hombros de los mejores artistas, sin el incesante manantial que son las obras reconocidas, producto siempre de una observación atenta y una práctica continuada

El poeta Luis García Montero dice respecto de la poesía que lo imprescindible es detenerse a mirar. Esta misma idea la defiende Will Gompertz, antiguo responsable del ámbito artístico de la BBC y autor, entre otros, de libros como ¿Qué estás mirando? y Mira lo que te pierdes. En ambas obras destaca lo importante que es apreciar una obra en sí misma, dejando que la mirada se pose en los detalles, en lo grande y lo pequeño, en el punto, la línea, en los colores, lo mismo que en las formas, las texturas o la composición de lo que se tiene ante sí. 

Quien interviene en la tertulia necesita silencio para compartir lo que libremente decide y sin que exista evaluación alguna. Para comentar la obra se dispone tanto de una imagen grande, como de otras más pequeñas.

Llegarán más tertulias, démosle tiempo al tiempo, que den pie a hablar profundamente de un cortometraje que nos conmueva, de una fotografía que nos dé luz, de una escultura que nos atrape, de un espectáculo de danza que nos deje pegados a la silla o de algún fragmento sinfónico que nos haga contener el aliento. Para que todos nos beneficiemos de algún modo y para que alguna personita, quién sabe si tu hija o tu hijo, descubra en ella un tesoro en pos del cual encamine sus pasos. Nunca se sabe. Y porque queremos averiguarlo, en el cole cada vez le damos más importancia a descubrir las fortalezas de nuestro alumnado. Porque sabemos que las pasiones de hoy son los talentos del mañana, talentos que se moldean con confianza y humildad, con constancia y trabajo

Como en las literarias, en las tertulias artísticas nos disponemos en círculo para vernos las caras, sin mesas de por medio para que hable el cuerpo entero. Esta dinámica ya es bien conocida, y practicada en el colegio. Tanto que, como nos decía una monitora que visitó el centro hace pocas semanas con motivo de un taller organizado por la APYMA, había sido un placer dialogar con alumnado de primero de Primaria y que lamentaba profundamente no haberlo grabado… Y es que, padres, madres: la sombra de las tertulias dialógicas es alargada. Se nota, y esto nos llena de satisfacción y orgullo, que vuestras hijas e hijos conocen bien en qué consisten y son capaces de generalizar lo vivido y aprendido a otros momentos.

El aula es un laboratorio donde se citan los variados talentos de todo nuestro alumnado. Un día no tan lejano muchos habrán tomado caminos que, probablemente, hoy ni sospechamos.

Tener ocho y nueve años, como tener cuatro o cinco, y hablar sobre el Guernica es un bien. Lo mismo que tener diez  y hablar sobre Oliver Twist o tener once y hacerlo sobre el Jardín Secreto. Todas ellas son obras maestras porque van a resistir el paso del tiempo. Porque hablan de nosotros y nosotras de una manera inmortal, porque todos y todas tenemos algo heroico que resuena en nuestro interior cuando las admiramos. Quienes escribieron esas obras supieron cómo hacer para que nos diéramos cuenta. 

Mucho y cabalmente se habla de afianzar y desarrollar el conocimiento científico de nuestro alumnado –la competencia conocida bajo el paraguas de las STEM, es decir, ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas por sus nombres en inglés- pero mucho menos se habla de la relevancia del conocimiento artístico, tan igualmente necesitado en nuestra sociedad. Afortunadamente viene en nuestro socorro el ejemplo de los mejores y las mejores artistas que, como ocurre en el mundo de la literatura, nos han dejado un legado que nos hace compartir lo más grande de nuestra civilización, los más altos logros de personas que, por mil y una razones, ocupan un lugar entre las más grandes por haber contribuido a que nos conozcamos mejor produciendo obras bellas, auténticas y que nos ennoblecen.

 

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