Salir del cole para aprender y disfrutar

Son numerosas las razones que justifican el hecho de que cada año, y más ahora que hemos dejado atrás la pandemia, todo el alumnado del centro salga de las aulas por unas horas para vivir experiencias que el entorno del colegio no puede brindar. El profesorado tiene claro que, independientemente del objetivo que se persiga, hay aprendizajes que solo se producen en entornos nuevos, donde lo que va a suceder es menos previsible o no lo es en absoluto, donde con toda seguridad hay sorpresa. La sorpresa, aunque siempre enciende la mecha del aprender, no sustituye al hábito consciente de abrirse a lo necesario con esfuerzo y constancia. Con trabajo. Salir por ahí no resulta un desahogo del quehacer diario sino un acicate, un estímulo para seguir haciendo lo que es imprescindible hacer. Así se entiende mejor que esta entrada al blog recoja algunas reflexiones con la humilde intención de hacernos un poquico más conscientes como comunidad educativa de los beneficios que aportan las salidas educativas. A lo largo de este curso 21/22 hemos realizado numerosas salidas educativas, algunas de las cuales recogemos en este post. Y es que dejar el colegio constituye una oportunidad única para aprender y enfrentarse a algo nuevo en un entorno muchas veces desconocido. No importa la edad que se tenga, ni el número de chicas y chicos de la clase con quienes vaya nuestro hijo o nuestra hija. Salir es siempre una chulada.

El martes 10 de mayo las dos aulas de 2º fueron de excursión a los depósitos de Mendillorri, donde construyeron una maqueta sobre el ciclo urbano del agua y aprendieron qué hacer para no desperdiciarla en las actividades diarias.

Visitamos lugares emblemáticos, que acumulan historia, que se transforman con los años. Mendillorri, antaño conocido como el Monte de las Aguas, donde íbamos a jugar y pasar la tarde hoy acoge a sus visitantes como un lugar donde aprender y disfrutar con los paneles sobre árboles, arbustos y aves, en un entorno rodeado por cipreses de lawson, presidido por los viejos depósitos que daban de beber a Pamplona y al que tanta gente subía después de subir trescientos y pico peldaños. Habrá quién se acuerde… Con las salidas educativas logramos muchas cosas. Muchas razones explican que las realicemos cada curso y que debamos esperar a su final para dar cuenta de ellas. Sin embargo, familias, el último mes del curso es adecuado para reflexionar sobre cómo conviene darles la importancia que tienen. Para ello hemos escogido varias fotos de algunas salidas – no de todas ellas, que han sido muchísimas – y las hemos agrupado en cuatro bloques.

Primer bloque, primer porqué: atreverse a salir, querer hacerlo

Los niños, las niñas están a deseo de salir de lo habitual, de ir más allá de lo rutinario y explorar cosas nuevas. Como quiera que hay quienes por su sensibilidad necesitan sentir la cercanía del profesorado, nuestro compromiso es total para que sientan la misma protección que les brindan también sus familias cuando salen por ahí. Confiar exige también aprendizaje, por lo que tomar un autobús además de constituir una auténtica aventura para los más jovencitos, es una oportunidad para alejarse del entorno más cercano y conocido y marchar hacia otro que se percibe como muy distante aunque esté a tiro de piedra. Cuando se tiene poca edad el mundo nos parece inmenso…

Marchar en grupo a algún sitio nos permite medir nuestra fuerza interior, nuestro autocontrol. Cuando se llega a un lugar que tiene sus propias normas los niños y las niñas deben conocerlas y respetarlas. Como en el cole, es importante comportarse bien, mostrar respeto por lo que se ve y cuidarlo para que quien venga después lo disfrute de igual manera. 

Pamplona y sus alrededores ofrecen mil y una posibilidades para pasar una excelente tarde de paseo. Sus abundantes parques y jardines esconden secretos que podemos ir a conocer. Cuando los niños vuelven de la excursión escolar y les preguntamos qué has aprendido hoy o qué te ha gustado hoy especialmente -estás sí son preguntas útiles-, seguro nos responderán con muchos detalles que habrán retenido en la memoria. Que sean estos recuerdos la razón de revisitar esos mismos lugares en compañía de la familia. Esta segunda visita será una excelente ocasión para que revivan y relaten lo vivido con sus iguales. ¡Qué gran oportunidad para fortalecer lo aprendido!

Segundo bloque, segundo porqué: aprender con más personas

Los talleres que organiza el Ayuntamiento de Pamplona sobre naturaleza son bien importantes para nuestro colegio. Sin expertos monitores que compartan sus conocimientos con el alumnado estos no aprenderían lo que aprenden. Así se produce un segundo aprendizaje, un aprendizaje de gran importancia: quienes imparten su magisterio no son las personas habituales, las de todos los días. Las maestras, los maestros escuchamos a quienes en ese momento tienen la autoridad. De ahí que sea particularmente importante exhibir un comportamiento ejemplar y respetuoso ante quienes no nos conocen pero merecen que se les escuche. Porque esto es exactamente lo que ocurre, seguiremos optando a estos talleres medioambientales que, por otra parte, se imparten tan cerca de nuestro colegio. ¡Menuda suerte tenemos!

.Al Museo Oteiza vamos porque nos encanta Oteiza, personaje sin par en el arte del siglo XX que donó a nuestra tierra su obra y que dejó de esculpir mucho tiempo antes de hacerse mayor porque decía haber llegado donde tenía que llegar. El mundo lo conoce porque él fue un auténtico explorador al que nuestro alumnado tiene el derecho de conocer. Museos como este de Oteiza y, por supuesto, el Museo de Navarra seguirán siendo prioridades en nuestro camino como escuela transformadora.

Cuando salimos del colegio para visitar otros lugares pasa no pocas veces, especialmente cuando llega el buen tiempo, que coincidimos con otros grupos escolares. El parque arguedano de Senda Viva, tan concurrido por estas fechas, suele ser un destino colegial por el magnético atractivo que ejercen sus animales y por su amplia y variada oferta de espectáculos y exhibiciones. La fauna seduce y fascina a la chavalería. El conocimiento de la naturaleza lleva aparejado el cariño que sentimos por sus tesoros y el inevitable compromiso por su conservación. 

Tercer bloque, tercer porqué: experimentar la alegría y la calma que solo nos da la naturaleza

La foto que aquí debajo mostramos habla por sí sola… ¿Qué pensarán estás niñas? ¿Podríamos aventurar qué se les está pasando por la cabeza? Si algo sabemos quienes la contemplamos es la intensidad de la emoción que las embarga. Además, es casi seguro que están sintiendo cosas distintas o, al menos, la expresión de sus rostros hace pensar en ello. Ya habrá oportunidad de hablar, de poner palabras a lo vivido (aquí sí nos esforzaremos el profesorado por encontrar y enseñar palabras nuevas que hagan más rica su experiencia). Aprender con emoción siempre fue importante: la neurociencia ya está comprobando con datos lo que Horacio, el gran poeta romano del siglo I a. C., tenía bien claro.

Los árboles, esas extrañas criaturas inmóviles, son abrazables. En Mendillorri esta espléndida sequoia se deja envolver por los intrépidos jóvenes del primer ciclo. Han tenido que pasar muchos años hasta que este ejemplar alcanzara la edad que ahora tiene. Seguro hablaron del diámetro de su base, de su aspecto gigante, y de que es pariente de nuestro pino. Aunque el origen de la sequoia no es europeo aquí vive y se hace grande, entre nosotros.

Salir al campo da pie a hacer juegos perceptivos, a  experimentar con los propios sentidos con objeto de emplearlos de una manera distinta.  No nos cansamos de repetir que el emplazamiento de nuestro colegio de San Jorge es más que privilegiado. A dos pasos tenemos el río y a tres, el parque de Trinitarios, un poco más allá la Taconera y después… y después… Nuestros parques están bien cuidados y ojalá haya pronto más especies de árboles y plantas en nuestro patio. La comisión de transformación del patio ya está trabajando para que así sea. 

Cuarto bloque, cuarto porqué: pasarlo bomba

En ocasiones,  las palabras, imprescindibles  para comunicarnos y hacernos oír, se quedan cortas si queremos expresar lo que sentimos. Cuando esto ocurre, tenemos el aliado más elocuente: nuestro cuerpo. Una cara feliz, que exulta de alegría, es contagiosa, como lo son las de estos chavales de cuarto que en Senda Viva disfrutaron del juego de los chorros. Reírse a carcajadas con los compas no tiene precio y con solo verlos a ellos nos dan ganas -¡a que sí, lectoras!- de haber estado ahí… Divertirse con los compañeros y las compañeras de la clase fortalece el vínculo, hace crecer la calidad de las relaciones personales y permite construir una sólida amistad que previene desencuentros, ayuda a resolver conflictos y, sobre todo, da plenitud a la vida.

Que se acelere el corazón es una buena cosa si lo provoca una emoción buscada y acompañada de una sonrisa complacida. Un chute de adrenalina que nos hace sentir cosas nuevas. Siempre, como es preceptivo, habrá una persona responsable de que todo funcione como es debido. En toda circunstancia debe haber una persona adulta que vele por que todo salga lo mejor posible.

¿Nos atrevemos a sentarnos en este artefacto y dejarnos ir? Una vez amarrados ya no hay vuelta atrás. Solo queda experimentar cómo nuestro interior se transforma con la súbita bajada a que nos somete esta atracción. ¿Gritos? Por supuesto. Salir de excursión es estupendo y no queremos que ningún alumno o alumna del cole se la pierda. Siempre habrá oportunidad de recordar con los compas de clase lo vivido ese día. Porque la conclusión siempre es que se lo pasan de cine.

Las razones para hacer salidas escolares que se apuntan en la entrada de nuestro blog no son las únicas posibles. Definitivamente hay muchas más aunque cualquiera de las que esgrimimos aquí contribuye a explicar por qué es vital para el cole. El aprendizaje de las niñas y los niños difícilmente podría darse exclusivamente en las aulas, de modo que abrirse al exterior, circundante o lejano, es prioritario. Como también lo es proporcionarles experiencias distintas para que disfruten y se lo pasen en grande con su propia familia. El tiempo vuela así que, familias, atrapadlo antes de que se escape. 

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