Tertulias dialógicas, asambleas de aula, clubes de valientes: crece el diálogo en nuestro cole de San Jorge.

La necesidad alumbra el progreso y desde el absoluto respeto a la evolución de cada persona, de cada colectivo, de cada grupo humano  concebimos la libertad de ir adoptando el compromiso dialógico para aprender más y transformar nuestras vidas y la sociedad entera.

El diálogo da pie a comprender mejor un texto en una tertulia literaria dialógica, a entender mejor a las otras personas y sus razones en las asambleas de aula, a hablar desde el corazón sobre cómo nos gusta que nos traten cuando escuchamos a las otras personas en el Club de Valientes. A esto último lo llamamos lenguaje del deseo. La gran ventaja de estas tres actuaciones, su razón de ser, es que todas ellas contribuyen a mejorar la convivencia porque cuando escuchamos con atención y dialogamos con respeto se enciende la mecha del pensamiento propio. El diálogo igualitario se enseñorea en estas tres actuaciones cuyo éxito nace del respeto mutuo y de la simple oportunidad para que existan. Así llegamos a ser quienes somos, por la mirada de las otras personas. No es ocioso, por tanto, que hayamos de agradecerles su presencia y participación, por pequeñas que sean, en nuestras vidas.

Cada lugar es un escenario,  cada momento una oportunidad, cada persona un prójimo con quien aprender. Cualquier momento de la vida se vive como un gran reto para tratarse bien.

Necesitamos aprender a leer, necesitamos practicar la escritura, proponer soluciones a los problemas, anticiparlos, experimentar con objetos y materiales. También necesitamos aprender a dialogar, que es lo mismo que aprender a vivir juntos. Así se entiende que el diálogo, poco a poco, vaya cobrando más protagonismo en las aulas para dar fuerza a los buenos tratos y dar la vuelta a las cosas porque muchas veces quienes mejor tratan a las demás personas, pasan desapercibidos.

Exponer temas, narrar sucesos, describir situaciones, secuenciar hechos y, especialmente, esgrimir argumentos son aprendizajes básicos que se convierten en indispensables, en pilares de la educación, no importa cómo las nuevas tecnologías colonicen las aulas de todo el mundo. Aunque distintas en cuanto a su propósito,  las tertulias dialógicas y las asambleas  potencian esos aprendizajes indispensables y ¡muy importante! fomentan las redes de amistad porque ayudan a comprender mejor a los demás. Hemos repetido tantas veces que lo primero son los conocimientos que nos hemos olvidado de que conocemos mejor a los demás cuando nos atrevemos a quererlos. Simplemente.

Club de Valientes… ¿qué es eso?

Los clubes de valientes nacen para defender a quien lo necesita, para fortalecer los propios ideales experimentando la libertad de echar una mano, para sentir que las otras personas te quieren y experimentar la amistad ante las adversidades, haciendo fuerte al grupo. 

Cada tertulia dialógica que se realiza allana el camino para resolver problemas y llegar a acuerdos que atañen a la convivencia. Es otra fortaleza de las tertulias literarias, una más.

Valentía no se opone a cobardía sino a la falta de diálogo para afrontar las dificultades que se nos presentan. Quien impone su particular  visión del mundo manifiesta temor, que le hace reaccionar más que responder.  Antaño, cuántas veces  el cabeza de familia  dirimía cualquier asunto, tomaba decisiones que afectaban a la pareja y a sus hijos e hijas sin preguntar… Ser el cabeza de familia era sinónimo de ser pensante aun cuando el poder que detentaba para tomar esas decisiones no se sustentara siempre en la validez de sus argumentos sino en el argumento del poder, en la fuerza. 

Convivir no es un punto de llegada, es un aprendizaje que, como cualquier otro, debe acoger los errores y corregirlos con cariño y claridad.

El club de Valientes lo ponemos en marcha en el cole cuando las circunstancias lo requieren. Es entonces cuando realizamos una tertulia dialógica que nos hace reflexionar sobre qué significa ser valiente. Valiente es la persona que trata a las demás de forma respetuosa, que se atreve a defender a quien lo necesita.  A continuación definimos, en diálogo con el alumnado, cómo nos gusta que nos traten y cómo no nos gusta, y firmamos un documento que compromete al grupo entero a respetar los buenos tratos y a impedir los tratos irrespetuosos. El siguiente paso es informar a los familiares de que se pone en marcha el Club de Valientes

El Club de Valientes nace desde el diálogo igualitario en la asamblea de aula previa. Profesorado y alumnado merecen el mismo trato. 

«La libertad de expresión no es el derecho a decir lo que se piensa sino a pensar lo que se dice«, nos recuerda el filósofo Emilio Lledó. Esto se sustenta en el cuidado del lenguaje, en la elección esmerada de lo que se dice y en la libertad de rechazar con rotundidad, si se produjeran, las faltas de respeto, los exabruptos, los insultos…

El mural del Club de Valientes de una clase recoge los deseos de los niños y las niñas. Alentar los buenos tratos y defender a quien lo necesita da sentido al Club.

El reto de participar  en una asamblea escolar es semejante al de participar como ciudadano o ciudadana en una asamblea vecinal. La semilla de la ciudadanía comprometida, justa y exigente, generosa y acogedora se siembra en los primeros años y se riega toda la vida. Los valores de la democracia, tantas veces conculcados por quienes la defienden con la palabra y la pisotean con sus acciones, se viven desde la más tierna infancia. La cohesión del grupo se propicia y se alienta con acciones efectivas que ganan en profundidad cuando se comparten palabras  y se da sentido al tiempo vivido. Esto nos acerca a una sociedad más plural y solidaria. 

La puesta en práctica del Club de Valientes es una medida firme, clara y rotunda que tiene por objeto ayudar a las niñas y a los niños a crecer con rectitud, respetando a todas las personas, despreciando toda forma de violencia física, verbal o simbólica y mostrando solidaridad con los compañeros y compañeras que sufren alguna situación violenta. Por estas razones es bien importante que, en los hogares, las familias tengan un diálogo profundo con nuestras valientes y nuestros valientes acerca del contenido del mural que han realizado en clase y del funcionamiento del Club. Por eso, les animamos desde el colegio a que escojan un momento tranquilo, sin televisión y con los móviles apagados, y a que dediquen tiempo a conversar  con calma sobre cómo han de ser los buenos tratos, dando argumentos y escuchándolos con atención. Es vital que se detengan en los aspectos positivos y sepan que lo mismo que se necesita ayuda para aprender a leer y escribir bien, también se necesita para aprender a cuidarse y respetarse. 

Las actividades de cohesión fortalecen los lazos de nuestros chicos y chicas con el mundo… El profesorado, siempre atento, sigue siendo depositario de la confianza de las familias.

Tenemos total confianza en los niños y niñas del cole, y también en el compromiso de sus familias  para que las tertulias dialógicas, las asambleas de aula y el Club de Valientes contribuyan a lograr una convivencia armoniosa y cordial y alcancemos los mejores aprendizajes. Las maestras y los maestros seguiremos ahí, como siempre, para acompañarles al comienzo de un viaje que  durará toda la vida. 

 

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