¡¡¡Vamos a transformar el patio!!!

Qué alegría sentimos cuando el Ayuntamiento de Pamplona nos comunicó que había escogido nuestro colegio para acometer una transformación en el patio que permitirá que lo disfrutemos mucho más que ahora. Lo habíamos mantenido casi en secreto hasta no concretar el primer paso que se dio el pasado lunes 28: Fermín Blanco y Clara Eslava, arquitectos expertos en transformar espacios educativos, vinieron al colegio a explicarnos al claustro su propuesta participativa, abierta y sostenible para el patio de nuestra escuela. Sin duda, va a ser una gran oportunidad para que el cole, y no solo el cole sino el vecindario al completo, le saque chispas. Un mes antes ya habíamos mantenido una reunión con Fermín y José Manuel Santana, jefe del área educativa del Ayuntamiento de Pamplona, mientras hacíamos una visita a distintas dependencias del centro: conocieron el vestíbulo, los pasillos, algún aula y recorrieron el patio, el gran patio que se extiende entre los edificios de Primaria e Infantil y el río Arga. Comprobaron que disponemos de un espacio enorme, con una excelente zona cubierta que nos protege de las inclemencias del tiempo.

A pesar de los aspectos positivos que, sin duda, tiene un espacio grande como el que tenemos, somos conscientes de las limitaciones con que cada día se enfrentan nuestros chicos y chicas: un espacio plano, construido de un único material, monocolor, duro, en el que no es difícil hacerse daño al caer, con escasísimas zonas para volverse invisible siquiera por unos instantes y que invita casi exclusivamente a practicar el fútbol, no es ese espacio en el que quieren pasar los ratos jugando… Como tampoco es ese lugar de juegos soñado en el que queríamos estar de niños quienes hace ya mucho que dejamos atrás la infancia.

Queremos disfrutar de un patio que sea sostenible, es decir, que exija poco o muy poco mantenimiento y que resulte barato pero que permita el ejercicio atlético (practicar deportes, saltar, correr, trepar…), lo mismo que la calma y la quietud necesarias para mantener una conversación, leer un libro o dibujar bajo el sol y que también incentive la exploración, el descubrimiento de la diversidad natural, de la riqueza faunística y botánica que se desborda al otro lado del muro. Porque así es. Justo al lado discurre el Arga y en su ribera un pasillo verde donde fácilmente se ven garzas, cormoranes, carboneros, herrerillos… Un vecindario alado que con gusto alojaríamos en nuestro patio. Por eso no sería nada malo naturalizarlo, darle otro aire, tal vez empezando por la introducción de árboles, o dando lugar a que pequeñas plantas, malas hierbas dirán los menos conocedores de sus virtudes, lo colonicen porque hoy ni siquiera tienen la oportunidad de dejarse ver en las fisuras de los muros o en las grietas del pavimento. 

Nuestro colegio está ubicado en un lugar espléndido, en un entorno que ofrece posibilidades que se truncan drásticamente dentro del recinto del patio: un paseo por los aledaños de la escuela es toda una invitación a conocer especies botánicas tan humildes como fascinantes por los secretos que encierran, como la euforbia, la hierba del ajo, la parietaria, la lathraea, la celidonia o la verónica, el diente de león, la cerraja, el pan y quesillo y muchas más que no encuentran dónde sobrevivir dentro del patio. 

En la cultura infantil la línea que divide el aprendizaje y el juego no es tal. No existe. Así adquiere todo el sentido disfrutar de un lugar que además de proporcionar esparcimiento, enseñe y lo haga deleitando, convertido en un libro de texto, en un manual vivo de infinitas hojas y ninguna ilustración. Por eso, repensar el patio no pasa por llenarlo de objetos, por proyectar un diseño mirando catálogos de empresa o recurriendo al plástico. Sin duda, necesitaremos mobiliario que satisfaga las necesidades del alumnado y de quienes visiten el cole por las tardes o en tiempo de vacaciones. Así, aunque soñemos un proyecto de transformación que se apoye en el aprendizaje dialógico y sus principios universales será ideado para que el barrio de San Jorge siga disfrutando del deporte y expanda la creatividad de la chavalería cuya diversidad, tan patente en las aulas, en modo alguno se refleja en el actual patio de recreo.

Como hemos señalado anteriormente, el exterior de la escuela ofrece posibilidades que no ofrece el interior. Una inesperada nevada nos invita a dejar el aula, como a estos chicos y chicas de Primero que, con buen abrigo, fueron a tocar la nieve justo al lado. Sin embargo, el piso del colegio no se transformará en un campo de golf, claro que no, no será una alfombra perfecta. La propuesta ha de ser, por fuerza, fácil de mantener. Cualquier otra solución que nos exija un control exhaustivo del entorno sería un impedimento para que se convirtiera en un auténtico y enriquecido laboratorio de juegos y exploración que es lo que queremos que sea.

Para llevar adelante el proyecto de transformación del patio se ha constituido un grupo motor, integrado hasta la fecha por siete docentes, cuyo objetivo será liderar y coordinar las acciones que nos traigan el tan deseado cambio. Dicho grupo se reunirá con los arquitectos para sopesar posibilidades, sugerir ideas y, ¡muy importante!, animar a la comunidad educativa a participar en él, ya que el éxito de la empresa depende en buena medida de que también los familiares de nuestros chicos y chicas hagan oír sus sugerencias y compartan sus sueños. Y es que, familias, sabéis que los lugares donde pasamos la vida potencian o limitan nuestras opciones, nos dan alas o nos las recortan, nos cierran puertas o nos las abren de par en par. Ponernos a trabajar juntos por la transformación del patio es hacerlo por el bien del colegio y del barrio, por sus colectivos y asociaciones, por las instituciones que apuestan por San Jorge y que pueden contribuir de manera voluntaria o profesional a la forja de un sueño compartido.

Entre todas y todos iremos dando forma a un proyecto que va a enriquecer la manera como nos relacionamos con los demás, en un entorno distinto, mejorado, estimulante, que aspire a convertir un patio de toda la vida en un mundo donde explorar y experimentar, donde conocerse mejor a sí misma, en un mundo a la altura de sus jóvenes habitantes.

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