La formación dialógica entre profes nos ayuda a desarrollar el talento de nuestros chicos y chicas

Cuando el mundo más académico investiga sobre lo que necesitan saber y hacer los chicos y chicas que vienen al cole para convertirse en adultos capaces, esperan que un profesorado muy formado, comprometido y sensible a las necesidades de su alumnado, sepa cumplir con su trabajo y obtenga de él lo mejor. Alcanzar ese objetivo solo será posible si sigue actualizando todo que sabe basándose en la investigación científica más puntera para hacer coincidir la práctica de aula con lo que más conveniente a las niñas y los niños. Por tanto, no cuestionaremos aquí si es o no importante que el profesorado siga aprendiendo –lo que es tan necesario como ilusionante-  sino cómo estamos entendiendo ese aprendizaje en nuestro colegio de San Jorge.

La formación que hemos realizado el profesorado durante este curso ha tenido un marcado carácter dialógico. Así, en ocho grupos de trabajo diferentes, el claustro entero nos hemos enfrentado a la tarea de decidir qué cosas importantes han de saber los niños y niñas y cómo eso se puede conseguir fortaleciendo unas relaciones personales basadas en el respeto y la solidaridad. Como es lógico, ningún colegio puede inventarse de la nada qué es importante enseñar. Sí, en cambio, debe revisar el currículum oficial y actualizarlo, esto es, convertirlo en aprendizajes valiosos y útiles. Esa ha sido parte de nuestra tarea.

Los diálogos en las aulas son objeto de estudio en las mejores universidades del mundo. Cuanto más aprenda el profesorado, más y mejor ayudará al alumnado.

En apenas veinte horas de trabajo, y basándonos en distintos documentos oficiales y de otros centros educativos, hemos reflexionado hondamente sobre cómo hacer más capaz a nuestro alumnado para que responda mejor a las demandas de la sociedad de hoy. Si nos hubiéramos detenido para hacer un análisis detallado de los pros y contras de tan ardua tarea, más que probablemente seguiríamos anclados en la incertidumbre de saber si lo lograríamos o no. Como es obvio, una tarea tan exigente como la que enfrentamos a comienzos del curso no se puede acabar en unos cuantos meses, pero sí podemos afirmar que ha merecido muchísimo la pena, aunque en ocasiones podamos haber pensado que los obstáculos que habríamos de superar eran casi infranqueables y hayamos lamentado la falta de tiempo para culminar la tarea de manera óptima. El tiempo nunca juega a favor de quien siente la pasión por enseñar.

Cada grupo de trabajo se ocupó de una de las siete competencias clave que explica el currículum oficial (incluida la que atañe específicamente a la convivencia) y que toda escuela ha de abordar en su día a día. Estas competencias son las siguientes: competencia en matemáticas, ciencia y tecnología: competencia lingüística y comunicativa; competencia digital; competencia de aprender a aprender; competencias sociales y cívicas; competencia del sentido de la iniciativa y espíritu emprendedor y conciencia y expresión culturales. Por muy ajeno que nos resulte este listado, un vistazo rápido a este elenco competencial nos hace pensar en que nada importante queda fuera de su campo de acción.

El teatro, una de las nueve grandes artes que existen, nos ha brindado oportunidades para aprender. Dedicarse a las artes escénicas, como a la biología, a la animación sociocultural o a cualquier otra profesión exige humildad, dedicación y confianza en la propia valía.

Sin pretender ser exhaustivos en la definición de competencia haremos nuestra una idea que apela a la capacidad que tenemos las personas para poner en funcionamiento nuestros recursos personales (es decir, conocimientos, emociones, habilidades y experiencias pasadas) con el fin de resolver problemas y crear productos que encuentran reconocimiento en alguna comunidad humana, así sea la nuestra o no.

 ¿Qué es eso de conocimientos?

Cuántas veces hacemos acopio de las cosas que sabemos porque las hemos leído, porque las hemos escuchado en casa, en la calle en una peli…, porque las hemos comprobado haciendo comparaciones, habiéndolas clasificado, porque somos capaces de definirlas de distintas formas… Leer y escribir muy bien es un aprendizaje básico que nos hace disfrutar hoy mismo y que también nos prepara para cuando la vida nos exija concentrar la atención en un texto largo y difícil hasta llegar a la conclusión que aguarda al final, en el último párrafo, o que permanece oculta por alguna razón también oculta. Hacerle preguntas a un escrito para exprimir su sentido o saber que hacerle preguntas distintas al mismo texto puede hacernos construir muchos sentidos distintos… Escribir la misma idea de muy diferentes formas… Haber aprendido a leer y escribir muy bien, lo mismo que restar con llevadas o dividir rápido y sin confusiones nos vuelve ágiles para acometer tareas más exigentes que requieren de muchos otros conocimientos… Al igual que a las científicas les da alas en su trabajo dominar la ciencia básica  para adaptarse a los nuevos desafíos de sus investigaciones, los docentes y las docentes que no se pierden en un currículum prolijo sienten que su tarea tiene sentido pleno. Así es como se le sacan chispas a afianzar lo básico que no es coincidente con la mecánica repetición de los tiempos verbales, con la memorización de la fórmula para calcular un área trapezoidal o  de la lista de las características de un paisaje urbano o rural, sino más bien con la transformación de un texto redactado en futuro en uno escrito en pasado, con la triangulación de un área para saber cuánto mide o con la habilidad para hacerse buenas preguntas conducentes a descubrir qué tiene de distinto vivir en un barrio de vivir en un pueblo.

El entorno puede y debe reflejar qué es lo que está pasando en el colegio. Aunque lo imprevisto tiene un enorme potencial para el aprendizaje, lo programado nos asegura que el camino que seguimos es correcto.

Sigamos con las emociones…

 Muchas veces tenemos que controlar nuestro entusiasmo para hacer las cosas bien, o mantener bajo control nuestro enfado con una amiga porque por encima de todo valoramos su amistad. Muchas otras veces hemos de motivarnos ante algo que no nos apetece hacer porque conocemos los beneficios de hacerlo. Incluso sabemos cómo convencer a quienes están en mejores condiciones que nosotros para llevar a cabo eso que nos disgusta. Puede que también sepamos y queramos contagiar la alegría que sentimos o que practiquemos con éxito el difícil arte de olvidarnos por un rato de nuestra tristeza para hacer cosas porque sabemos que estaremos mejor una vez las hayamos hecho… A esto y a mucho más lo llamamos control de las emociones. Importante, sin duda, pero no tanto como el sentido que nuestros sentimientos dan a lo que hacemos. Para hacer presente los sentimientos necesitamos pararnos y mirar a lo vivido tiempo atrás. Y hacerlo poniendo palabras, haciendo frases que reflejen pensamientos y que los construyan. Dando tiempo y enseñando esas palabras que, desconocidas con anterioridad, ayudan a hacer palpable lo que no se sabía que se estaba viviendo. Tener palabras, muchas palabras -y no solo las que nombran las emociones básicas: alegría, tristeza, miedo, enfado, asco, sorpresa, vergüenza…-  que nos sirvan para presentarnos el mundo y presentarnos al mundo como seres complejos, llenos de matices, que son capaces de hablar de cómo se sienten y de escuchar a quien expresa cómo se siente.

Cualquier espacio puede acoger un encuentro para que se dé el diálogo y, por tanto, el entendimiento y el aprendizaje.

Habilidades, talentos…

Todas las personas tenemos alguna suerte de talento que nos define pero… ¡qué escurridizos son esos talentos cuando queremos explicarlos!  Esos talentos los tenemos de forma natural y no sabemos por qué y, desde luego, siempre los podemos desarrollar con práctica e intención. A esos talentos podemos llamarlos de muchas maneras. Hay quienes los denominan habilidades, habilidades diversas que entrañan saber cuándo seguir una conversación o cuándo detenerla, decidir con quién hablar para resolver un conflicto, dedicar tiempo a algo que, tenemos el convencimiento, saldrá más o menos bien, lo mismo que desechar la ejecución de una tarea que nos exigirá demasiada inversión y cuyo resultado final acabará siendo mediocre… La importancia de las cosas que somos capaces de hacer con las palabras no es baladí, como nos dice Flecha, lo mismo que todo aquello que podemos construir con nuestras propias manos, escogiendo y empleando materiales que tengan una utilidad inmediata o que le sirvan a alguien para construir algo más difícil o de mayor complejidad. Sin duda, los logros individuales se apilan unos sobre otros haciendo grandes las comunidades. Cuando hablamos de competencias no hemos de perder la perspectiva de transformar el mundo en que vivimos, y vivir cualquier dificultad para transformarla en una nueva oportunidad.

Para que lo anteriormente explicado sea efectivo necesitamos seguir mirando -y mirar mejor-  a lo que siempre ha sido importante en la escuela, en la nuestra y en todas, yendo un poco más allá de lo aparente para dotar de sentido de transformación a lo que planteamos a nuestros chicos y chicas: aquello que nos mejora, que nos hace capaces de resolver problemas más complejos, convocando a los demás, y entre los cuales siempre hay quienes poseen un talento que excede el nuestro y una sensibilidad que sobreabunda, aunque los quintupliquemos en edad.

Expresar y demandar cariño y respeto es un aprendizaje básico que se desarrolla en el grupo, con su apoyo valiente, constante e incondicional.

Vivir las propias preocupaciones como indicios de que algo es particularmente importante, tener  aspiraciones íntimas que tendrán una importancia radical al imaginar el futuro deseado, que vinculen lo aprendido con lo necesitado,  que relacionen lo que sabemos con lo que nos repara, ya sea un poema fantástico, un dibujo que nos conmueve por su delicadeza, una escultura que remeda la de algún asombroso artista, un cuento tan breve como sanador que nos pone vuelta al aire, la manifestación de todo un grupo que quiere y sabe sacarnos la cara cuando alguien nos ha tratado mal… Desarrollar las competencias  significa muchas cosas y todas han de tener algún sitio en el proyecto educativo. 

A diferencia de lo que ocurre en el mundo académico, en el docente el profesorado ha de encontrar cómo transferir el valor de las competencias a los instrumentos y métodos cotidianos del trabajo con la infancia y la juventud. Por esta razón, el próximo año seguiremos con la labor iniciada este curso. Nuestro reto será, por una parte, hacer que el trabajo menos concreto toque suelo para que sea nuestra guía fundamental, nuestro apoyo diario en los quehaceres de las aulas y, por otra parte, crear herramientas de evaluación que nos sirvan para enseñar a los niños y niñas qué esperamos exactamente de ellos y ellas, decirles con toda claridad qué tienen que aprender o lo importante que es expresar cómo nos gusta que nos traten las demás personas. Así sabrán cómo de lejos o de cerca están de donde quieren estar, de donde desean estar. Eso sí, en la educación del deseo de los niños y las niñas, el profesorado no puede estar solo, necesita a toda la comunidad escolar, porque la comunidad entera es la que educa.

 

Publicado en Noticias | Deja un comentario

Biblioteca Tutorizada: la importancia de aprender con personas voluntarias.

Pasado el parón navideño, el colegio público de San Jorge comenzaba una nueva experiencia educativa: la Biblioteca Tutorizada BT. Avalada por la investigación educativa más puntera, esta actuación educativa veía la luz para aupar a chicos y chicas que, por una u otra razón, requerían de alguna ayuda para mejorar sus aprendizajes. Aprender más, ser más diligente con las tareas o fortalecer destrezas y competencias básicas era el objetivo que se perseguía y damos fe de que, en buena medida, dicho objetivo se ha cumplido. Si las circunstancias hubieran sido otras, habría habido más niños y niñas beneficiarias de dicho servicio. Sin embargo, sabemos hoy, como sabíamos al comenzar en enero, que no podíamos comprometer el éxito de dicha actuación educativa formando grupos tan numerosos como en las clases matinales. Las chicas y chicos asistentes tenían que aprovechar el tiempo al máximo. Sin embargo, según pasaban las semanas, el número de candidatos a la Biblioteca Tutorizada crecía porque las familias eran más conocedoras de su sentido y eficacia.

Ahora que está a punto de finalizar este curso, echamos la vista atrás para poner de manifiesto algunos aspectos que servirán para que reanudemos la BT en octubre con más brío si cabe. Ese es el objetivo de esta entrada al blog: hacernos un poco más conscientes de esas claves que nos ayuden a reflexionar sobre lo vivido y a compartir con toda la comunidad escolar las fortalezas de la Biblioteca Tutorizada, de la que se han beneficiado más de sesenta chicos y chicas de toda la Primaria. Así, poniendo el acento en ellas, sus debilidades irán menguando con trabajo y cooperación y la cultura del aprendizaje crecerá dentro y fuera del cole.

Regresar a un lugar conocido por la tarde, volver a la propia aula -obsérvese en la pared de la imagen el mural del Club de Valientes- es otro de los beneficios de la Biblioteca Tutorizada. Escuchar en esas mismas aulas, en las sesiones de evaluación, las intervenciones de tutoras que reconocen el impacto tan positivo de la Biblioteca Tutorizada, aviva el deseo sincero de reanudarla el curso próximo con la experiencia atesorada en estos cinco intensos meses. Con la presencia de más personas que se sumen a ella, y ahora que sabemos cómo de acompañada está nuestra chiquillería en el colegio, aseguramos también que habrá más aprendizajes y que estos serán más básicos, más importantes, más esenciales. Y es que preparar bien las tertulias dialógicas, afianzar, mejorar u optimizar la lectura y practicar siempre la solidaridad a través del diálogo con los demás compañeros y compañeras, son algunos de los grandes beneficios que aporta la Biblioteca Tutorizada.

Un colegio que ofrece a su alumnado la posibilidad de aprender en sus aulas fuera del horario lectivo gracias a personas profesionales y no profesionales no solo cumple mejor su objetivo de enseñar, sino que aporta vitalidad al barrio donde se ubica. Esto rubrica un mensaje muy claro: cuantas más personas nos ofrezcamos para extender el tiempo de aprendizaje, más cerca estaremos de vivir y contagiar la inteligencia cultural, ese principio que define la necesaria diversidad de talentos que alienta el avance propio y facilita el de la comunidad entera. El barrio de San Jorge, como comunidad que aprende y enseña, crecerá tanto más cuanto mayores oportunidades se dé a sí misma para impulsar a sus convecinos, particularmente a los más jóvenes.

Con el transcurso de los meses hemos ido introduciendo algunos cambios que han afectado a la organización de la actividad: un control de asistencia de las personas supervisoras y también un control de tareas en el que tanto las tutoras como las personas voluntarias anotaban información relevante respecto a las actividades encomendadas y realizadas por el alumnado. La experiencia que vamos acumulando allana un camino que nació con la dificultad añadida de tener que respetar escrupulosamente el Plan de Contingencia anti Covid: en todo momento hemos mantenido los grupos estables de convivencia, al igual que en las clases matinales. De otra manera, no habríamos podido ofrecer este servicio que se brinda gracias al esfuerzo voluntario de las personas que se han comprometido a venir y a las que agradecemos su interés y compromiso. El voluntariado de Umetxea, lo mismo que el estudiantado de Integración Social, el profesorado -y ex profesorado- del centro y alguna otra persona voluntaria han propiciado una actuación educativa bien conocida en un numeroso grupo de centros educativos que apuestan por la mejora de los aprendizajes a través de la participación de la comunidad entera.

El lazo afectivo que crece cada tarde es otra de las grandes fortalezas de la BT. Sin que constituya un objetivo en sí mismo, sabemos que ese vínculo de amistad nacido entre el alumnado y el voluntariado propicia los mejores aprendizajes. Otros timbres de voz, otros acentos, otras formas de mirar, otras maneras de sonreír… complementan, enriquecen, dan aún más sentido a la tarea del profesorado que se esfuerza cada mañana en impartir sus clases. El potencial educador que encierra cada persona se actualiza cada vez que ponemos en marcha cualquier actividad educativa, particularmente si lo hacemos mediante el diálogo. El aprendizaje dialógico, eje significativo de esta y otras actuaciones de éxito educativo, como son las tertulias, la formación del profesorado o los grupos interactivos, reivindica el sitio que le corresponde a quien desea ofrecerse para tomar parte en el aprendizaje de los niños y las niñas.

Durante las sesiones, los chicos y las chicas podían trabajar de formas bien distintas: en parejas, en tríadas, en grupos incluso mayores, o de forma individual. La libertad del alumnado para decidir la forma de hacerlo ha exigido en ocasiones de las personas voluntarias la firmeza necesaria para asegurar que se cumplían las expectativas de todos: de los familiares, del profesorado y de las propias personas responsables. Quienes asisten a la BT han de saber que no es momento para despistarse ni para perder el tiempo por más que el cansancio se haya acumulado a lo largo de la mañana escolar. No hay aprendizaje sin exigencia, primero la del profesorado y la familia; después, la que nace de ella, la propia: la autoexigencia. A fin de que ésta aparezca, ha de existir la primera. Indefectiblemente. Y en la Biblioteca Tutorizada también.

El principio de la dimensión instrumental -su práctica y desarrollo es lo que persigue la Biblioteca Tutorizada-  apela a la necesidad de adquirir conocimientos útiles que nos hagan la vida más provechosa. Es posible que los niños y las niñas aprendan más fácilmente a leer o a dividir si comprenden su sentido. Si no es así, han de hacerlo de igual manera. Antes o después han de relacionar ciertos aprendizajes con la mejora de la vida propia y a la transformación de las condiciones vitales de las demás personas. Saber que la lectura o el aprendizaje de la aritmética estuvo vedada durante siglos a la gran mayoría de las personas ha de servir para que aprendan a valorar las oportunidades de aprendizaje y no solo eso. Han de esforzarse en sacarles partido. Solo mediante el esfuerzo se nos muestran los placeres difíciles.  

La calma y el silencio no constituyen los únicos requisitos para el aprendizaje pero son cruciales para la reflexión productiva. El hecho de darse cuenta de algo muchas veces está condicionado a la escucha atenta que tiene lugar con anterioridad. La conversación con alguien más, el diálogo con otra persona nos trae una y mil visiones distintas de un mismo problema o acontecimiento, nos hace abrirnos a planteamientos que, sin la presencia de otras personas, nunca podríamos hacer nuestros. Esto es lo que propicia la escucha y el cuestionamiento. Aceptar el error o construir un pensamiento más potente y transformador requiere de atención y humildad. El silencio, siempre tan importante, es especialmente valioso después de hablar con alguien y darse tiempo para que pose lo leído, lo escuchado, para que surja el diálogo interior y aflore el conocimiento. Bien sabía el científico Bajtin que en cada quien se hacen hueco las voces de un indefinido número de personas con las que dialogar internamente. Esas personas son también las que cada tarde se venían al cole a hacer más grande, más brillante, más acogedor y desafiante el mundo de nuestros chicos y chicas. ¡Que siga la Biblioteca Tutorizada!

 

Publicado en Noticias | Deja un comentario

Del cole al barrio, del barrio al mundo

Si hace unas semanas el grupo de chicos y chicas de tercero de Infantil se daba un garbeo por el Paseo del Arga, en esta ocasión fueron las dos clases de Primero quienes se adentraron en otro corazón, el corazón del barrio. Y es que para viajar no hace falta irse muy lejos. Si se aprende a mirar, el mundo de siempre se convierte en una constante novedad. Como profes nos preguntamos: “¿Se puede seguir conociendo lo ya conocido?” Sí, sin duda. En ocasiones hay quien nos invita a mirar exhaustivamente, hay quien nos exhorta a mirar con las palabras, las palabras escuchadas, las que profiere una persona que desea compartir contigo alguna historia desconocida. 

Cuando estudias en tu barrio, vives su historia en primera persona. Comienza nuestro particular viaje para comprendernos mejor y comprender mejor a los demás…

Visitar de nuevo un lugar que ya conoces es como releer un libro. Por más que creas que no hay margen para la sorpresa, siempre aparece algo inesperado. Y lo inesperado también viene de la mano de lo que otra persona te cuenta. Cuando caminamos por la calle cada día ir al colegio no reparamos en cantidad de detalles… Lo que pasa muchas veces es que solo percibimos lo nuevo cuando alguien nos descubre su historia, nos pasma con algún secreto o nos divierte con una anécdota… Entonces ese lugar conocido se tiñe de misterio porque se vincula a personas con nombre y apellido que muchas veces ya no están entre nosotros.

El grupo descansando a las puertas del primer colegio del barrio, las escuelas del Río, actualmente centro ocupacional Tasubinsa.

Durante este paseo no solo disfrutamos de paisajes naturales sino que caminamos por las calles de nuestro barrio con un objetivo muy claro: conocer mejor dónde vivimos echando un vistazo al pasado, pensando, hablando y escuchando lo que las maestras contaban sobre el San Jorge de hoy y de antes. Porque, claro, vivir en cualquier lugar comporta tomar como herencia lo que quienes vivieron antes quisieron o supieron dejarnos. Hay quien dice que el mundo no es un legado de nuestros padres sino un préstamo de nuestros hijos. Este pensamiento nos pone en el brete de tener que cuidar lo que tenemos para que perdure… 

La presa del río es más peligrosa de lo que parece. Hogar de gallinas de agua, azulones y muchas otras aves, es frecuentemente visitada por garzas. Para los peces que nadan felices son éstas la auténtica amenaza.

El paisaje de las ciudades y de los pueblos cambia constantemente. También lo hacen los  barrios como el nuestro de San Jorge. Exactamente igual cambiamos las personas al hacernos mayores. Un edificio en ruinas, otro recién construido, una plaza subterránea, el trazado de las carreteras, la ubicación de los pasos de cebra, un banco situado estratégicamente en un paseo, la forma del parque en el que jugamos cada día… Todo cambia con el tiempo.

Nuestro barrio es lo primero que conocen quienes se arriman a Pamplona en tren. Por eso visitamos la estación.

Visitar lo que hay a dos pasos del colegio es siempre una oportunidad para saber más. El lugar donde vivimos nos importa, nos influye, nos moldea, saca de nosotros lo mejor, nos propone la manera de relacionarnos, nos ayuda a volar, nos hace descubrir, nos provoca preguntas, nos desafía, nos despierta la curiosidad, nos sorprende, nos impulsa a viajar, nos transforma, nos solicita atención, nos hace valientes, nos demanda unión, nos emociona, nos construye por dentro a base de recuerdos desde que echamos a andar…

En esta imagen vemos lo que queda de las casas de Gridillas. Más de 70 años de historia del barrio. Casas pequeñas con patios interiores, las más antiguas que quedaban en San Jorge.

En breves días tendremos el grueso de la lista de los chicos y chicas que llenarán de risas nuestras aulas y pasillos el curso próximo. Nuevas caras, así se muestren solo a medias, así tengamos que esperar un poco más para verlas sonreír sin nada que se interponga entre su boca y los ojos de las compañeras. Ahora que caminamos hacia el final del curso con un año más en la mochila, sabemos que aprender en el barrio donde uno vive es sacarle brillo a las relaciones entre las personas y hacernos más conscientes de que nos necesitamos para aprender y aprender mucho. Dentro de unos poquitos años, muchas chicas y muchos chicos tendrán que atravesar la ciudad para ir a otro barrio, para ir cada día a la universidad, claro que sí. El mundo es ancho. En él hay muchos países, muchas regiones, muchas ciudades pero aún hay muchos más barrios, muchísimos más.

El Puente de los Tubos, una más por el que atravesamos el río Arga. Otro lugar para disfrutar de la naturaleza en el barrio.

Cuántas veces hemos pensado que los lugares donde vivimos influyen en la calidad de nuestra vida. El espacio de nuestras viviendas, la arquitectura de los edificios, el diseño de los parques donde la chiquillería juega cada día, el estado de conservación de la naturaleza circundante… Los entornos han de ser acogedores, bellos, cuidados. Si no lo son el mensaje que se transmite a los niños y niñas es que no importa demasiado su estado, porque no importan demasiado ellos mismos.  Que no es necesario que sea impecable para lograr el propósito que se persigue. Pero no es así, sí importa y mucho. Queremos lo mejor para nuestros chicos y chicas, lo mismo que queremos lo mejor para toda la ciudadanía.

La Biblioteca es un lugar muy importante al que acudir. Leer en ella es leer en el barrio, en el vecindario. Y viajar. Leer es viajar y conocer a aquellas escritoras y escritores con los que, por lejanía o porque ya no viven, nunca podríamos conversar.

El cole lleva décadas viviendo de cara al barrio. Inmerso en su vida, participando de su actividad. Cada día más. Nuestro barrio, como el cole, cambia con cada persona que se convierte en vecino o vecina, con cada niña que se matricula en el colegio. Aprender en el barrio es un valor en alza puesto que la cercanía favorece los desplazamientos y el hecho de que quienes comparten aula sean también quienes juegan en la plaza o quedan para jugar en el patio por la tarde, después de la Biblioteca Tutorizada. 

En San Jorge hay varios emplazamientos para el compostaje. En ellos obtenemos la mejor tierra para nuestras plantas. ¡Qué bien viene pensar sobre ello ahora que nuestros chicos y chicas de Primero estudian las plantas!

El paseo por el barrio dio para mucho. Suscitó preguntas, respuestas y multitud de comentarios. Los proyectos y las actividades que se realizan en el colegio tiene más sentido cuanto mayores son los aprendizajes que confluyen en ellos.  Antes de coger el lápiz y escribir en el libro o el cuaderno se ha debido poner palabras a los pensamientos, se ha debido pensar en lo que se dice. En este continuo diálogo con las otras personas y con uno mismo, nuestros chicos y chicas van tomando conciencia del mundo en que viven para acogerlo o para pensar en transformarlo.

El patinódromo está en obras. Está sufriendo una transformación que lo cambiará por completo. Al fondo de la imagen se aprecia la bajera de Umetxea, la de los gráfitis.  En este lugar, antiguamente, estaba ubicado el parvulario de las monjas, donde tanta gente aprendió a leer. ¡Cómo corre el tiempo! 

El viernes pasado, en la charla informativa que se organizó en el cole con motivo del inicio del periodo de preinscripción, un padre afirmó lo siguiente: “Quiero que mis hijos me superen, quiero que lleguen a donde yo no he llegado”. Que las niñas y los niños vayan más allá de sus madres y padres, que rebasen en conocimiento al profesorado que se lo transmitió, siempre es un motivo de orgullo para quienes ya hemos cumplido años… Como comunidad escolar sigamos haciendo de ese sueño un gran objetivo pero, para ello, empecemos conociendo el barrio. Empecemos por el principio.

Publicado en Noticias | Deja un comentario