La falta de consideración al otro que a veces nos encontramos en la calle, en los medios de comunicación, en el día a día, nos sobrecoge y entristece. Pero no nos detiene. Eso no. Es bien conocido por toda la comunidad educativa de San Jorge que ser valiente en nuestro colegio es una manera de manejarse en sociedad que no para de crecer. Tratarse bien, cuidar a los amigos y las amigas no es poca cosa. En plena infancia, con la juventud que alborea o ya contando la vida por décadas las buenas y nobles relaciones humanas marcan la diferencia entre una buena vida o una que no lo es. Y con pocos años, ya en Infantil, tenemos claro que los buenos tratos son mucho más que una opción. Es el punto de partida que da sentido a lo que vivimos, un horizonte que nos encanta.
El Club de Valientes en la radio. Escucha el podcast en este ENLACE.
Así es como el Club de Valientes CdV se ha convertido en el buque insignia de nuestra convivencia. Nadie quiere estar fuera de él: toda niña, todo niño desea que el resto del alumnado le vea como alguien que trata con respeto a todo el mundo. Esta apuesta firme por dar voz al alumnado, sin dejarnos a nadie, es la esencia del Club de Valientes. Fue el conocimiento de esta iniciativa lo que llevó a Aticafm a invitarnos el pasado viernes 22 de noviembre a intervenir en el programa El cofre del capitán Morgan, un espacio radiofónico dedicado a asuntos de interés social. Cuatro personas del colegio –un tutor, una tutora y dos miembros del equipo directivo— acudieron a la cita en Cizur Menor para compartir lo que está pasando en el cole: queremos fomentar verdaderos lazos de amistad entre nuestros chicos y chicas, dotarles de fortaleza, ayudarles a expresar con valentía cómo les gusta que les traten; queremos que tengan experiencias gratificantes tanto al pedir ayuda como al brindarla si alguien se la reclama.
El lenguaje del deseo, el tesoro del diálogo en el colegio.
Nuestra confianza en el Modelo Dialógico de Prevención y Resolución de Conflictos se apoya en una evidencia incontestable: una vez que se prueba el diálogo sostenido por los testigos comprometidos, se disipa la duda: es la mejor medida para resolver, de verdad, un conflicto. Porque el diálogo es la única arma que no es arma. Por eso la avala la ciencia. Por eso este colegio la hizo suya hace cuatro años. Por eso el lenguaje del deseo —“eso no me gusta, así no”; “esto sí me gusta, gracias”— cala cada día más en sus entrañas, algo de lo que sentimos muchísimo orgullo.
El Plan de Convivencia del centro, a vuestra disposición pinchando AQUÍ
El Club de Valientes es la medida más potente y transformadora de cuantas recoge el Plan de Convivencia. Dicho plan fue elaborado el curso pasado con la experiencia acumulada en aulas, pasillos y patios y la avalancha de investigación científica que nos avala. El documento contiene numerosos apartados, entre los que destacamos dos: el 6.2, sobre medidas preventivas y el 6.3, que aborda distintas medidas resolutivas. Entre las primeras podríamos destacar las tertulias dialógicas con familiares o los planes de acogida al alumnado nuevo; entre las segundas, los planes de actuación individual, las asambleas de aula o los trabajos para la comunidad. En las páginas 1 y 2 aparecen indexados todos sus apartados. Tenéis mucho para leer y mucho más para soñar un mundo más bondadoso, más bello, más culto, de la mano del colegio. Cualquier duda que os surja podéis plantearla a las tutoras o al equipo directivo.
El patio, un lugar donde aprender a convivir mejor.
Todas las relaciones humanas se construyen en alguna parte. Por eso, el patio, más que un mero espacio en el que citarse con otras personas cada día para jugar, debería ofrecer grandes oportunidades para hacer más sólidos los lazos personales y conocerse mejor en un ambiente distinto al aula. El patio no determina la calidad las relaciones humanas pero las condiciona porque debería proponer acciones, invitar a hacer o no hacer cosas. Nuestro viejo patio, ya nos atrevemos a llamarlo así, era uniforme, monocolor. El que dentro de unos meses podrán recorrer vuestras hijas e hijos con libertad será bien distinto.
De ninguna manera afirmamos que el patio sea más importante para la convivencia que la convivencia misma. Sin embargo, no podemos negar que el patio nuevo será un lugar querido y habitado por muchas razones: propiciará el movimiento atlético, los deportes, la carrera… como hasta ahora; pero también habrá sitio para la exploración atenta y la interacción con el mundo animal y vegetal, y para que quien lo desee pueda recogerse, estar a su aire y elegir la quietud, la conversación relajada, la charla sin pretensiones, el contacto mediante palabras… en un entorno mucho más amable. Mañana, sentados o acodados sobre la hierba, a salvo de miradas indiscretas, al abrigo del montículo que ya se enseñorea del asfalto, vuestros hijos e hijas disfrutarán más que hoy. Y eso traerá un cambio superlativo.
El patio de la escuela, ya mucho más habitado por animalitos y plantas, ofrecerá oportunidades de sobra para que vuestros hijos e hijas aprendan, primero, a observarlos y, después, a cuidarlos, y que todas las emociones y sentimientos que estas experiencias muevan, tengan asiento en la escuela, con sus iguales, con el profesorado. Cuidar a los animales, cuidar a las personas, cuidar, en definitiva, es lo primero que hacemos y lo último que olvidamos. Por esta razón, el profesorado tendrá el gran desafío de soñar el patio habitado, vivido de otra manera, visto como campo para la investigación y el aprendizaje de lo curricular a través de la observación y el estudio, como una extensión del aula que desafíe el talento y las ganas de aprender.
Las relaciones humanas seguirán cambiando motivadas por las nuevas oportunidades que nos demos las personas. Así crecerá la convivencia valiente en nuestro colegio, en el barrio, en el mundo entero, confiada en el compromiso de expresarnos con libertad.
¡Y que brille San Jorge!