“Quiero jugar más con Zeyneb”, nos decía una niña del primer ciclo el pasado 21 de febrero cuando el cole en pleno bajamos al patio, que se llenó de color y alegría, para apoyar a Zeyneb y su familia, y a todas las personas que padecen el síndrome de Rett. Como visitante de nuestra página te invitamos a que veas este vídeo hasta el final para que pongas cara a la gran protagonista del evento, y también para que pongas corazón y manos, muchas manos, que contribuyan a que las investigaciones de todas las enfermedades raras haga moverse al mundo financiero y encuentren apoyo económico suficiente.
La versión digital del DIARIO DE NOTICIAS se hizo eco del evento y enlazó nuestro vídeo que ya han visto miles de personas. Si deseáis verlo pinchad directamente en el siguiente ENLACE.
Como colegio no tenemos hilo directo con autoridades locales, autonómicas, nacionales o internacionales que intervengan en la toma de decisiones para que esta enfermedad y tantísimas otras, raras o menos raras, palíen sus efectos, devastadores en ocasiones, o den con la tecla de la curación. Como centro escolar solo podemos hacer una cosa: construir un horizonte de solidaridad para alimentar el deseo de jugar más con Zeyneb, de conocer qué necesita, de sentir qué siente, de acompañarla para que aprenda todo lo que pueda. Porque estando cerca las personas nos sanamos y lo mejor de todo es que cuando sanamos nunca queda claro quién sana a quién. Esto explica que nuestro proyecto educativo gire en torno al diálogo sincero e igualitario, que crezca con el sentido que le otorgan la verdad, la bondad y la belleza aunadas. El mismo sentido que desautoriza a todas esas iniciativas que ven crecer sus fondos solo porque hacen ganar mucho dinero a quienes ya lo tienen.
En este cole nuestro queremos que nuestros chicos y chicas desarrollen su habilidad para preguntar y preguntarse, para resolver problemas, para leer muy bien, para escribir de maravilla. Esto, sin embargo, no nos convierte en simples buscadores de lo útil porque lo útil no es aquello que nos beneficia poniéndonos en ventaja frente a los demás sino que es aquello que nos coloca a la distancia de un abrazo. Esa misma distancia es la que nos hace aprender de los demás cómo aguzar el ingenio con que descubrir cómo y por qué funcionan las cosas o por qué dejan de hacerlo, cómo hacer para ser sensibles y sonreír con la mirada, cómo para ser disfrutones y celebrar las sorpresas.
Pasado el 21 de febrero y llegados al viernes 14, en el gimnasio del centro, seguimos aprendiendo mucho: mostramos el vídeo grabado en el patio para que el alumnado de todos los cursos se viera y recordara cómo bailamos y cantamos juntos al ritmo de la canción Cada gesto nos acerca, de Enrique Villarreal; en definitiva, cómo compartimos un tiempo precioso al lado de Zeyneb y su familia, una experiencia que nos impacta, que contagia, que nos despierta, que alerta, que nos incendia un poco por dentro… Vernos en la pantalla fortalece nuestro vínculo y nos interpela de mil formas, a cada quién de una manera, a toda la comunidad como nos dicte nuestra capacidad para ponernos de acuerdo.
El vídeo lo visualizamos dos veces. Las miradas atentas de la gente menuda hay que cuidarlas. Dar lo mejor exige cuidar el sentido de lo que les mostramos.
Vamos cerrando la entrada al blog mencionando de nuevo la frase que lleva por título —“Quiero jugar más con Zeyneb”– y que resume perfectamente lo que muchos alumnos y alumnas ya decían con otras palabras e innumerables gestos. Son las demás personas las que nos educan, unas veces poniendo un “pero” a lo que decimos, otras poniendo un “de acuerdo”, pero cuántas más poniéndose a nuestro lado para hacer algo, aunque sea el silencio el puente que nos una. El silencio de algunas personas nos enseña que muchas veces no decir nada es decirlo todo. Y esto también lo pueden y lo deben aprender los más pequeños. Familias: esta enseñanza es una competencia indispensable aunque no esté listada en ninguna agenda ni sea calificada de sostenible por ninguna institución acreditada. De cualquier manera, ese carácter indispensable la convierte en responsabilidad de la sociedad entera y, por ello, de cada persona. Que nos hagamos conscientes de esta realidad transformadora como ninguna otra es el deseo de la comunidad educativa del CPEIP San Jorge.
¡¡¡Y que brille el corazón de San Jorge!!!