El pasado viernes 31 de enero celebramos, como todos los años, el Día de la Paz. En nuestro flamante patio nos dimos cita para recordarnos que la paz no es solo una palabra, que su significado no se agota en los actos que se organicen un día, que la paz es cosa de todas las personas todos los días y que apostar por ella es quererse cerca de quienes lo pasan mal y convertir en prójimos a quienes sufren.
¿Cuántos conflictos armados asolan el mundo en la actualidad?
Invitamos a quienes leéis esta entrada a buscar en internet cuántos conflictos armados existen hoy. Emplead la palabra guerra. O sustituidla por conflicto armado. En cualquier caso no encontraréis menos de cincuenta. Emplear unos términos en lugar de otros sirve para dulcificar la realidad y hacerla menos dolorosa a ojos de los espectadores pero en modo alguno disminuye el dolor de quienes padecen una situación extrema de precariedad y muerte.
Queremos un Club de Valientes para el mundo
Como ciudadanas y ciudadanos, poco parece que podamos hacer para frenar la cruenta situación de tantos lugares… En cambio, sí podemos contribuir a que nuestro entorno inmediato deseche por completo la violencia. La armonía, como la paz, es cosa de gentes valientes y comprometidas. Cuidar la comunicación, escoger las palabras adecuadamente, elegir la discreción como forma de proceder en sociedad, optar por el silencio cuando barruntamos que podemos comprometer gratuitamente a alguien… son decisiones que deberíamos tomar si nos acostumbramos a sopesar mejor las consecuencias de nuestros actos.

El Día de la Paz lo celebramos con sencillez y mucha alegría, con música y cantando a pleno pulmón Mi mochila es de la paz.
Los móviles y la paz
Y por tocar un tema tan actual como peliagudo, todos nos hacemos conscientes de los peligros de móviles y redes sociales, instrumentos y medios tan eficaces para labrar el camino de la paz como implacables cuando se usan para entrometerse en las vidas ajenas con intención de separar, de sembrar dudas interesadas, de acusar de hechos y comportamientos que falsean la realidad o que, sin hacerlo, ahondan en la herida producida por un simple error o por una mera falta de cuidado. La paz tiene el poder de unir y reconciliar. Así, todos los medios que empleemos para educar en la escuela, en el hogar o en la calle han de ser medios de paz empleados con firmeza pero con un cariño sin condiciones.
Foros de reflexión en nuestro colegio
No deberíamos permitir que la infancia siguiera sobreexpuesta a noticias que normalizan la violencia y que no facilitan la comprensión profunda de los conflictos. El tiempo apremia, se nos dice. Y los adultos seguimos sin comprender. Entonces, ¿qué puede hacer una niña, un niño ante una noticia reducida a un convoy de imágenes sangrientas y carente de palabras comprensibles que expliquen qué está ocurriendo realmente? Una persona de nueve años, pongamos por caso, sin compañía adulta, es un ser indefenso ante hechos a los que nunca debiera acostumbrarse. Esta es la razón por la que el CP. San Jorge apuesta por la creación de foros en los que tratar temas candentes hoy. Así, informamos desde esta entrada al blog de que este curso ya ha habido dos encuentros entre la comisión de convivencia del colegio y familiares de nuestro alumnado: uno, el primero, con padres y madres de Infantil para abordar el problema creciente de los videojuegos y otro, el segundo, con familiares del alumnado de sexto de primaria para reflexionar sobre la urgentísima necesidad de actuar ante el tsunami del uso descontrolado de móviles. En ambas reuniones se habló de qué problemáticos están siendo estos asuntos en general en esta sociedad individualista, esclava de sus apetencias, derrotada por el consumismo y a los que no sabe dar la vuelta.

Exhibimos carteles, pequeña pancartas, coloreamos dibujos, acordamos frases.
El proyecto educativo de este colegio rechaza la violencia y actúa ante ella. Este proyecto nuestro se basa en el diálogo igualitario. El diálogo muchas veces no erradica los conflictos pero acerca posturas encontradas y nos hace comprender otros puntos de vista para enriquecer la visión del mundo. En la sombra, los problemas crecen. Cuando se ponen palabras se barruntan las soluciones. Por ello os animamos, familias, a que dialoguéis en el hogar sobre estos y otros temas que os preocupen. La cercanía de la escuela, que os brindamos, puede contribuir a que todos nos preocupemos menos y nos ocupemos más de lo que nos atañe como padres, madres, como docentes que queremos vivir en un mundo de paz y aportar nuestro granito de arena para que sintamos que nada nos es ajeno. En cualquier colegio todo lo vivido ha de ser profundamente humano. En este, también.
¡¡¡Que brille San Jorge!!!
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