Dialogar es conversar con las demás personas sin imponer la propia opinión, basándonos en posiciones de poder o adoptando estrategias para llevar a la otra persona a nuestro terreno. Constituye una apuesta firme por hacer que prime la fuerza de los argumentos sin importar la posición jerárquica de quien está hablando. Para que el diálogo sea igualitario, todas las personas debemos tener la misma oportunidad de hablar y de ser escuchadas.
En ocasiones, no se logra el consenso entre posturas y opiniones diferentes. Sin embargo, un proceso dialógico sincero y respetuoso siempre conduce a una mayor comprensión de los problemas y situaciones más difíciles, y de los argumentos esgrimidos por otras personas, aunque no se compartan. La oportunidad de escuchar atentamente a las demás personas es la razón por la cual todo diálogo ha de ser siempre bienvenido.
El principio del diálogo igualitario y la convivencia. Convivir constituye una oportunidad para aprender de todas las personas ya que empleamos palabras y realizamos acciones únicas que nos definen y cuya utilidad no depende de quiénes seamos sino de la validez de nuestras razones y argumentos.